La segunda propuesta

- Efectividad empezando desde infantil y a todos los niveles. Y buscar problemas y resolverlos cuanto antes, es decir, prestando especial atención al periodo de infantil.
- Talento y vocación, buscar los mejores profesores posibles
- Darles una educación y formación buena y continua
- Que esta educación impartida por los buenos y formados profesores sea continua a lo largo todos los años en los que el alumno se mantenga en el sistema educativo

Nos referimos en este caso a la segunda de las veinte propuestas ofrecidas en "El libro blanco de la educación", obra elaborada en 2015. Aunque cada una de las opciones en este libro ofrecidas merecen su momento de atención, en este post nos centraremos tan sólo en una de ellas.

A través de esta propuesta, los autores de esta obra buscan dar con las claves para lograr una educación eficaz, y ponen el énfasis en dos temas ligados entre sí: en los docentes y en la calidad de la educación.

El procesos educativo lo presentan como un continuo, desde que el alumno entra en infantil hasta que sale de él con los estudios ya acabados. Para que este proceso transcurra de la mejor manera posible, es esencial prestar una gran atención a todas las etapas educativas, sin descuidar ninguna. Hay que tener en cuenta que, al fin y al cabo, la educación es la acumulación de todas las experiencias educativas que el individuo ha tenido a lo largo de su vida.

Por lo tanto, la primera etapa (infantil), resulta de vital importancia, porque es sobre los cimientos establecidos durante tan tierna edad donde se irá erigiendo el resto del aprendizaje de los alumnos. Y tal y como ocurre en los edificios construidos, si los cimientos no se han elaborado correctamente, las paredes se agrietan; incluso es posible que todo se venga abajo.

Es en infantil también cuando el personal docente debería preocuparse por buscar solventar toda clase de dificultad (económica, social, psicológica, etc.) que el individuo pueda sufrir, para que estos impedimentos afecten lo menos posible a su desarrollo educativo y a su desarrollo como persona. Esta es una actividad muy loable y necesaria, pero necesita quizás de un pequeño matiz: habrá ocasiones en los que estos problemas no surgirán hasta ya pasada la primera etapa educativa, por lo que no basta prestar atención y ofrecer soluciones durante estos primero años. Este debe ser un proceso constante, que siempre debe estar presente en la mente de los docentes.

Por otra parte, en lo que se refiere a los docentes ya de forma específica, en esta segunda propuesta se propone que se intente guiar a las personas con un mayor talento hacia la docencia. Quizás lo que debería hacerse es intentar despertar en estas personas una vocación por la enseñanza, a través de un proceso más natural, dejando que una vez llegado el momento de decidir su futuro laboral, sean ellos quien se decanten por la enseñanza. Debe recordarse que el talento no equivale a vocación, y a veces un profesor con poca vocación, por mucho talento y habilidad que posea, resulta muy duro para los alumnos.

Se toca también al formación de los profesores, prestando especial importancia a su formación inicial y a que ésta sea continua, que se vaya mejorando y ampliando sus capacidades a lo largo que pasan los años. Además, la presencia de una formación continua permitirá a los docentes adaptarse mejor a los cambios que puedan surgir en el sistema educativo.

Por último, se afirma en esta segunda medida que a través de un trabajo realizado por un profesorado formado y que llegue a todas las etapas de educación de los alumnos se puede alcanzar una mejor educación, eficiente y efectiva. Propuesta que, como ya hemos indicado al inicio de este post, es extremadamente lógica, por lo que uno no puede estar sino de acuerdo con ella.

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