Flexibilidad en la enseñanza



Un nuevo día, una nueva entrada.

En este caso, la temática de la misma versa en torno a la flexibilidad del sistema educativo y los estudios a lo largo de la vida, basándonos en las medidas oficiales ya establecidas por la legislación española, así como las posibles opciones que en este tema podrían tratarse.

Las dos medidas recogidas por la Ley Orgánica 2/2006 en lo que se refiere a la flexibilidad de la enseñanza y a al educación a lo largo de la vida se centran en certificar las competencias obtenidas tanto por alumnado como por adultos que no hayan completado sus estudios de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO).

Sin embargo, esta es una visión que se antoja limitada en lo que respecta a la flexibilidad educativa; y existen muchas más avenidas de cambio que se podrían examinar. Si bien durante nuestro grupo está de acuerdo con la existencia de estas dos leyes (puesto que existe un consenso en que deberían valorarse aquellas competencias obtenidas por aquellos individuos que lograsen alcanzar, por ejemplo, tercero de la ESO; y que estas competencias serían muy distintas entre aquellos que sólo hubiesen cursado primero de la ESO y aquellos que hubiesen llegado a cuarto), pensamos que podían tomar una serie de medidas para ampliar la flexibilidad con la que los españoles, en distintos momentos de su vida, pueden acceder a la educación.

Por lo tanto, a la hora de hablar de flexibilidad educativa, se deben de tener en cuanto toda una serie de elementos adicionales.

En primer lugar, el otorgar al profesorado una mayor flexibilidad de cátedra conllevaría consigo toda una serie de beneficios.

Por ejemplo, esta mayor libertad puede derivar en una mayor capacidad por parte de los profesores de motivar a sus alumnos, a la vez que el propio docente posee una mayor motivación para impartir su asignatura, al sentirse más en control de la misma, al poder centrarse en los aspectos más importantes o interesantes del temario; o incluso prestando especial atención a aquellos temas que susciten un mayor interés a la clase, intentando hacer crecer su interés por la asignatura.

A su vez, esta mayor flexibilidad de cátedra tendría como ventaja adicional el permitir a los profesores convertir sus clases en experiencias más dinámicas, con más actividades prácticas (como pueden ser las salidas del aula), para reforzar los conocimientos impartidos en ellas.

La orientación que reciban los alumnos en sus respectivos institutos cumple también un papel importante en la flexibilidad de la educación, en especial a la hora de elegir que camino a seguir una vez que abandonen el instituto. El conocer adecuadamente cuáles son todas las opciones de las que poseen resulta esencial para que puedan realizar un decisión informada, y sea más difícil que se arrepientan de ella en un futuro.



En lo que respecta a la educación a lo largo de la vida, muchas veces compaginada con responsabilidades familiares o laborales que en ocasiones ocupan partes importantes de la jornada dedicadas de otro modo al estudio; debería facilitarse su acceso a través del establecimiento de cursos de tarde y de noche, prestando quizás más importancia a los cursos de formación profesional.

Por último, debe tratarse la importante cuestión del transporte, puesto que no sirve de nada ofrecer un horario flexible y clases abiertas para personas de toda edad y condición si la distancia las impide acudir. Para solventar este impedimento, nuestro grupo propone mejorar los sistemas que comunican las regiones rurales con los centros urbanos, puesto que son en éstos últimos donde se ubican la gran mayoría de los centros de enseñanza.

En conclusión, las medidas que se pueden tomar para mejorar la flexibilidad educativa son múltiples y variadas, y van mucho más allá de lo recogido por la ley.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Habemus Blog

Rebelión en las aulas