El tutor ideal


Bien, en primer lugar comentar que me parece muy interesante el hecho de que estas estructuras de madera mostradas en la imagen, empleadas para que sirvan de apoyo para vides o para mantener un joven árbol enderezado, se llamen "tutores". Y sin embargo, ¿no cumplen acaso una función similar?

En el aula ya hemos comentado las distintas habilidades y virtudes que el tutor ideal debiera poseer, llegando a crear una kilométrica lista de valores entre los cuales encontramos la paciencia, la vocación, la comunicación, la creatividad, el dinamismo, etc. Lo ideal sería, pues, elaborar una lista más cohesionada y limitada, en la cual se ilustren las características más valiosas que deban poseer los tutores. Como es de esperar, esta lista de tamaño más reducido variará entre una persona y otra, puesto que la valoración que cada uno haga de las virtudes de un tutor cambiará según su opinión personal.

Dicho esto, a continuación expongo algunas de las características que creo que un tutor ideal debería poseer:

- Vocación; Por encima de todas las demás, un individuo que no tenga vocación por la labor docente lo tendrá aún menos por las labores que vienen ligadas al cargo de tutor. Muchas otras habilidades se pueden cultivar o mejorar, pero la vocación debe venir antes que todo lo demás.

- Paciencia: Muchas veces los tutores se encontrarán con situaciones que pondrán a prueba sus nervios y paciencia, por lo que el desarrollo de esta cualidad me parece esencial.

- Adaptabilidad: Cada alumno es un mundo en si mismo, y las relaciones entre los diferentes alumnos son múltiples y mutables. Un buen tutor debe saber adaptarse a las situaciones que vayan surgiendo, sabiendo modificar sus esquemas según a que situación se enfrente, y saber cambiar de marcha si una estrategia no está dando resultado.

- Cooperativo: En ocasiones los tutores se encontrarán con situaciones que no podrán solventar trabajando de forma individual, por lo que tener un espíritu abierto a la cooperación resulta necesario si se quiere ser un buen tutor.

- Atento: En la dinámica del aula pueden surgir problemas y situaciones que se mantengan ocultas de los ojos de los adultos (aunque en otras ocasiones, los alumnos son los que informan al profesor raudamente), por lo que el tutor debe mantener ambos ojos bien abiertos para poder detectar e intervenir en esta clase de situaciones.

- Y, por último, la experiencia. Esta es una habilidad que sólo se puede adquirir con el tiempo, a medida que pasan los años y el tutor se enfrenta a toda una serie de situaciones distintas y va a prendiendo de sus propios errores, aproximándose con cada día que pasa al tutor ideal. Por supuesto, la experiencia solo cuenta si se aprovecha lo que de ella se aprende.

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